viernes, 10 de diciembre de 2021

EN EL "REINO" DEL PASTI

 


Hace unas semanas, murió en Logroño Eduardo Gómez, cronista en el diario LA RIOJA de todas las cosas pequeñas y gentes sencillas de nuestra ciudad. Buscando fotos en internet sobre el famoso embarcadero del Pasti del que los palistas del Logrokayak somos, entre otros, sus pobres herederos, nos apareció un entrañable artículo de Eduardo Gómez titulado EN EL "REINO" DEL PASTI, escrito cuando los del Ayuntamiento presidido por Tomás Santos anunciaron a bombo y platillo (y en vano, claro) que iban a recuperar aquellos tiempos felices del río. Como por esas fechas, el diario LA RIOJA aún no capaba sus contenidos, entiendo que pasados ya más de diez años el texto es de dominio público y que lo podemos transcribir aquí para conocer mejor la historia y ayudarnos a entender y querer un poco más nuestro pequeño trozo de río (paseo n19 del Proyecto Ebro). Además de rendir así nuestro pequeño homenaje y reconocimiento a Eduardo Gómez.



EN EL "REINO" DEL PASTI
por Eduardo Gómez

La Rioja, 8 de julio del 2009

DESPUÉS de muchos años de que desaparecieran las barcas navegando por el río Ebro por las inmediaciones de la ciudad, aparece un faraónico proyecto que va a ser la envidia de propios y extraños. Se dejaba notar la pérdida de un entretenimiento veraniego como eran los paseos en aquellas vetustas barcas que acababan siendo víctimas del vandalismo de los chavales para desesperación del dueño de las mismas, el recordado 'El Pasti'. Hijo de una popular fabricante de pastillas de café con leche, de ahí el apodo, disfrutó durante muchos años de la concesión por parte del Ayuntamiento del negocio del alquiler de barcas durante el verano.

Representaban el gran entretenimiento para la gente joven y proporcionaban románticos paseos para las parejitas, especialmente los jueves, que era día de asueto para los soldados y para las criadas, ahora llamadas empleadas de hogar.

Los domingos, con una masiva asistencia de gente a la Playa, que era uno de los pocos espacios donde la gente disfrutaba de la naturaleza sin gastarse otros cuartos que los del porrón de cerveza con gaseosa que se servía en el bar de 'Toalla', en los dos chiringuitos que había en las choperas o en el de la 'Perejiles', en La Guillerma, era muy propicio el caer en la tentación de alquilar una barca. Con ellas se subía corriente arriba hasta La Guillerma para disfrutar de una travesía que permitiera bañarse en una zona más desahogada que en la Playa y tirarse desde los mahones de la Harinera haciendo el 'ángel' para admiración de de los presentes. Eran especialmente hábiles en esa especialidad de saltos Felipe Macua, 'El Blady', Rojas y Bonafay, entre otros.

También era peculiar el llegar en barca hasta la presa del Salto del Cortijo, subirla salvando el obstáculo de cemento y adentrarse por una zona muy tranquila al estar el caudal retenido por la presa, por lo que era una delicia bañarse allí gozando del remanso y de la soledad. La existencia de las barcas permitían organizar por parte de Educación y Descanso carreras que consistían en subir río arriba hasta la presa antes comentada y descender hasta el embarcadero, que todavía existe, aunque con las huellas naturales sufridas por el tiempo. Se celebraban con motivo de la festividad del 18 de julio y naturalmente siempre ganaba alguno de los ayudantes que tenía el 'El Pasti' para controlar el negocio y para sacar las barcas del río cuando los chavales las hundían, lo que ocurría muy a menudo, especialmente si en la tripulación había algún novato.

Bienvenidas sean estas futuras instalaciones pues permitirán a los amantes de esta actividad deportiva disfrutar de una de las mejores pistas de España. Y sin gastos de conservación.